El regreso de Donald Trump a la Casa Blanca representa un nuevo reto para México y, en particular, para la presidenta Claudia Sheinbaum, quien asume la responsabilidad de lidiar con las consecuencias políticas y económicas de esta situación. Durante su primer mandato, Trump implementó políticas severas hacia México, lo que generó tensiones en temas como el comercio, la migración y la seguridad. Aun así, analistas sugieren que, a pesar de un posible deterioro inicial en la relación bilateral y un impacto inmediato sobre el peso mexicano, Sheinbaum cuenta con cierto margen para negociar y suavizar el impacto en estas áreas.
La postura de Trump hacia México, desde su campaña, ha sido clara. Prometió imponer aranceles del 200% a los automóviles provenientes de México y ha hablado de deportaciones masivas y posibles acciones militares contra los cárteles de droga. Estas políticas reflejan una postura dura que podría agravar las relaciones entre ambos países y afectar la economía mexicana. Sin embargo, los expertos señalan que Sheinbaum podría encontrar vías para moderar algunas de estas políticas, utilizando a su favor temas donde México tiene influencia, como la migración.
Estrategias de negociación
Según Mariana Campero del Programa de las Américas del Centro de Estudios Estratégicos e Internacionales (CSIS), Trump es un político transaccional, es decir, sus decisiones dependen de lo que puede obtener a cambio. Esta mentalidad podría representar una oportunidad para Sheinbaum, quien podría seguir el modelo de su predecesor, Andrés Manuel López Obrador (AMLO), quien encontró formas de colaborar con Trump durante su primer mandato. AMLO demostró disposición para incrementar el control migratorio en las fronteras, lo cual fue bien recibido por el gobierno estadounidense y ayudó a evitar sanciones económicas.
Sheinbaum podría adoptar una postura similar, aceptando, por ejemplo, la deportación de ciudadanos mexicanos, mientras evita los aranceles que Trump amenaza con imponer. Además, México podría aliarse con empresas estadounidenses beneficiadas por el Tratado entre México, Estados Unidos y Canadá (T-MEC) para ejercer presión contra estas medidas. Estas empresas, que dependen del intercambio comercial entre ambos países, son conscientes de que un aumento en los aranceles afectaría tanto a la economía de México como a la de Estados Unidos.
Revisión del T-MEC en 2026
El T-MEC fue renegociado por Trump y, aunque inicialmente se temía un acuerdo muy desfavorable para México, el resultado final fue menos perjudicial de lo esperado. En 2026, el tratado será revisado nuevamente, y ese momento podría ser clave en la relación entre Trump y Sheinbaum. Antonio Ocaranza, exvocero del expresidente mexicano Ernesto Zedillo, sugiere que el gobierno mexicano debería comenzar a desarrollar una estrategia agresiva en 2025 para identificar aliados en México y Estados Unidos que puedan actuar como interlocutores con Trump.
El reciente nombramiento de Marcelo Ebrard como Secretario de Economía es una señal de esta preparación. Ebrard, quien fue canciller de AMLO, tiene experiencia tratando con Trump y podría desempeñar un papel importante en la defensa de los intereses de México durante la revisión del T-MEC.
Tensión con China
Otro factor que podría complicar las relaciones entre México y Estados Unidos es la presencia de China en México. Aunque Trump ha adoptado una postura agresiva contra China, imponiendo altos aranceles a sus productos, México ha mantenido un enfoque abierto hacia la inversión china en su territorio. México está considerando un programa de incentivos para atraer inversión extranjera, y no ha excluido a China de estos beneficios.
Esta situación podría crear un conflicto con la administración de Trump, quien ha reiterado su intención de imponer un arancel del 60% sobre los productos chinos y un 10% mínimo en otras importaciones. Ocaranza señala que la creciente inversión china en México será un desafío adicional para la administración de Sheinbaum, ya que podría crear tensiones en la relación bilateral con Estados Unidos.
Drogas y seguridad
Además de la economía, la seguridad será otro tema complejo para la administración de Sheinbaum. El flujo de fentanilo desde México hacia Estados Unidos ha sido un tema prioritario para el gobierno estadounidense, dado que esta droga es responsable de miles de muertes en el país vecino. Trump ha prometido medidas más estrictas para frenar el tráfico de drogas, lo que podría implicar presiones adicionales sobre México para mejorar su cooperación en este tema.
Para evitar medidas más drásticas, como una intervención militar estadounidense, Sheinbaum tendrá que demostrar resultados en la lucha contra el tráfico de fentanilo y los cárteles de droga. Según Lila Abed, del Instituto de México del Wilson Center, aunque una intervención militar estadounidense sería extrema y dañaría la relación bilateral, no se puede descartar como posibilidad.
La relación entre México y Estados Unidos bajo la administración de Trump y el liderazgo de Sheinbaum enfrentará desafíos importantes. Desde el comercio hasta la seguridad y la migración, Sheinbaum tendrá que encontrar un equilibrio estratégico para proteger los intereses de México y minimizar el impacto de las políticas de Trump. La transaccionalidad de Trump podría ofrecerle oportunidades para negociar y moderar algunos de los efectos de estas políticas en la economía mexicana y en la vida de los ciudadanos.
A medida que el T-MEC se acerca a su revisión en 2026, México deberá fortalecer sus alianzas y preparar una estrategia clara para enfrentar los retos que esta situación plantea. La presencia de China y el tráfico de drogas serán factores adicionales que requerirán una política exterior cuidadosa y bien coordinada.
En última instancia, el éxito de Sheinbaum dependerá de su habilidad para aprovechar las fortalezas de México, como su posición estratégica en el comercio y su rol en la migración, para negociar en beneficio del país.