En México, el crecimiento de las fintech ha transformado la forma en que se ofrecen servicios financieros. Sin embargo, aunque estas innovaciones prometen acercar las finanzas a más personas, especialistas como Gabriela Zapata Álvarez, experta en inclusión financiera, advierten que las fintech están beneficiando mayormente a los sectores con ingresos más altos, dejando fuera a la base de la pirámide socioeconómica. En este artículo, exploraremos cómo y por qué las fintech están quedándose cortas en su misión de inclusión financiera, el papel que juegan instituciones tradicionales y el reto que enfrentan las fintech para realmente bancarizar a los sectores que más lo necesitan.
El alcance limitado de las fintech en la inclusión financiera
A pesar de su crecimiento en México, las fintech no han logrado incluir a toda la población. “Las fintech que operan en México ‘sobrebancarizan’ a la población,” comentó Zapata Álvarez, al señalar que estos servicios llegan, sobre todo, a los grupos que ya cuentan con acceso bancario. La especialista indica que la población con ingresos entre 2,500 y 12,000 pesos mensuales es la que permanece excluida de los servicios financieros, ya que generalmente no tiene acceso a nóminas bancarizadas o a créditos de fácil acceso.
El papel de la nómina en la inclusión financiera
Según Zapata Álvarez, los pagos de nómina representan una ventaja para los sectores con mayores ingresos, quienes ya tienen acceso a los servicios bancarios tradicionales y, en consecuencia, son también el público objetivo de las fintech. Las fintech, al igual que las entidades tradicionales como sofomes y sofipos, priorizan a quienes ya están bancarizados, lo que los hace más viables y seguros para estas instituciones. Esto deja a la base de la pirámide, quienes tienen ingresos bajos e inestables, fuera del alcance de estos servicios.
El esfuerzo insuficiente de las cooperativas y bancos populares
Existen entidades como Bancoppel, Banco Azteca y algunas cooperativas, cuyo modelo de negocio sí incluye a la población con ingresos bajos. Estas instituciones representan una alternativa para aquellos que no cumplen con los requisitos de los grandes bancos o de las fintech, pero el esfuerzo no es suficiente. No basta con unas cuantas instituciones que aborden la inclusión; se necesita un esfuerzo mayor y una estrategia integral para que los servicios lleguen realmente a toda la población.
La barrera tecnológica y la necesidad de una cuenta bancaria
Otro de los problemas que enfrentan las fintech es que, para abrir una cuenta con ellos, es necesario tener una cuenta bancaria de origen, desde donde se puedan hacer las transferencias iniciales hacia la fintech. Esto es un obstáculo para las personas de menores ingresos, ya que muchos ni siquiera cuentan con una cuenta en un banco tradicional, y mucho menos con los recursos para mantenerla activa o cumplir con los requisitos de las fintech.
Innovación y tecnología: clave para la inclusión financiera
Myriam Cossío, presidenta de la Asociación de Agregadores de Medios de Pago (Asamep), subrayó la importancia de una mayor innovación tecnológica y competencia entre instituciones para lograr la inclusión financiera. Aunque servicios como los pagos sin contacto representan una oportunidad para hacer más accesibles las transacciones, sólo el 7% de la población mexicana tiene acceso a esta tecnología, en contraste con países como Guatemala, donde el 70% de la población la utiliza. CoDi fue un intento fallido en México de implementar los pagos sin contacto, lo que demuestra la necesidad de trabajar más en este aspecto.
El rol del gobierno en la inclusión financiera
Para enfrentar el problema de exclusión financiera, Cossío sugiere que se necesita un presupuesto adecuado y apoyo del gobierno federal. La inclusión financiera en México no es algo que pueda resolver un solo grupo; es necesario que el gobierno trabaje de la mano con la industria privada para que los servicios lleguen a toda la población, sobre todo a aquellos sectores que las fintech y los bancos tradicionales suelen pasar por alto.
La disyuntiva de las fintech: ¿ser iguales o diferentes a los bancos?
José Eduardo Mendoza, comisionado de la Comisión Federal de Competencia Económica (Cofece), planteó que las fintech deben decidir si quieren ser iguales o diferentes a los bancos tradicionales. Esto no solo representa un dilema de identidad, sino también una cuestión de objetivos. Si el fin último de las fintech es la inclusión financiera, deben manejar sus recursos de manera clara y eficiente para que los servicios lleguen a quienes realmente lo necesitan.
La inclusión financiera en México sigue siendo un reto. Aunque las fintech han traído innovación y nuevas oportunidades, siguen limitadas en su alcance y no logran abarcar a toda la población. Los sectores con menores ingresos siguen siendo excluidos, pues carecen de acceso a servicios bancarios y a tecnología como los pagos sin contacto. Además, el requisito de contar con una cuenta bancaria para acceder a una fintech sigue siendo una barrera.
Para lograr una inclusión financiera integral, es fundamental que haya una colaboración entre el gobierno, la iniciativa privada y las fintech, con un enfoque en innovación tecnológica y en servicios adaptados a las necesidades de la base de la pirámide. La inclusión financiera es un objetivo posible, pero requiere de un esfuerzo conjunto y de una visión clara que permita a todos los sectores de la sociedad tener acceso a servicios financieros básicos.