El ascenso de Mariana Rodríguez, conocida en las redes como «La CHAVACANA mayor» o «fosfo, fosfo», en el mundo de la política mexicana ha generado un fenómeno conocido como el «efecto Mariana». Con una influencia aplastante en las redes sociales, esta joven de 28 años, esposa del ex candidato presidencial y actual Gobernador de Nuevo León Samuel García, ahora busca la alcaldía de Monterrey. Su poder virtual, demostrado en las urnas en 2021, se enfrenta nuevamente al desafío de conquistar votos en un escenario político cambiante.
Rodríguez, una megainfluencer con millones de seguidores en plataformas como Twitter, Instagram y TikTok, ha sido capaz de convertir en oro todo lo que toca en las redes sociales. Su popularidad ha sido fundamental para catapultar la carrera política de su esposo y ahora ella misma busca incursionar en el ámbito político como candidata a la alcaldía de Monterrey.
A través de su presencia en las redes sociales, Rodríguez ha logrado mostrarse cercana a la gente y ha abordado temas sensibles que han resonado entre la población. Su lema de campaña, «tumbar a la vieja política» y promover «la buena nueva», refleja su intención de ofrecer un enfoque fresco y diferente a la política tradicional. Sin embargo, su inexperiencia política es evidente, siendo su incursión en la política un giro inesperado en su carrera como modelo y megainfluencer.
El respaldo del presidente Andrés Manuel López Obrador a la candidatura de Rodríguez ha generado controversia y ha destacado la importancia de su influencia en sectores de la clase media y entre los jóvenes en Nuevo León. A pesar de las críticas y los cuestionamientos sobre su capacidad para ocupar un cargo público, Rodríguez ha recibido un amplio respaldo tanto en el ámbito político como en el apoyo popular.
Con un asombroso respaldo de 3.6 millones de seguidores en Instagram, Mariana Rodríguez no solo es una influencer reconocida, sino también una figura de gran relevancia en su candidatura política. Su amplia base de seguidores no solo demuestra su alcance y popularidad en las redes sociales, sino que también puede jugar un papel crucial en su campaña electoral, brindándole una plataforma poderosa para comunicar sus ideas y propuestas a un público diverso y numeroso.’
Según algunos estudios de consultoría política, ella es la verdadera fuerza detrás de la carrera de su esposo, Samuel García. Incluso, García admitió haber solicitado su autorización para dejar la gubernatura y aspirar a cargos de mayor envergadura.
El impacto de Mariana en las redes sociales es innegable. Con el doble de seguidores que el gobernador de Nuevo León, y superando incluso al presidente de la República en plataformas como Instagram, su influencia es descomunal. Muchos atribuyen el éxito electoral de Samuel García al «efecto Mariana», reconociendo que su carisma y popularidad en línea han sido determinantes en la victoria política de su esposo.
El caso de Mariana Rodríguez representa un ejemplo único de la influencia de las redes sociales en la política mexicana. Su transición de influencer a candidata refleja el poder movilizador de las plataformas digitales y la importancia de construir una imagen pública sólida en el mundo virtual. A medida que se enfrenta a nuevos desafíos y se prepara para la contienda electoral, Rodríguez deberá demostrar su capacidad para abordar los problemas reales de Monterrey y ofrecer propuestas efectivas para el futuro de la ciudad. Sin duda, su candidatura marca un nuevo capítulo en la historia política de México y plantea interrogantes sobre el papel de las redes sociales en la democracia contemporánea.
