El amor está en el aire y, según un informe de la Alianza Nacional de Pequeños Comerciantes (Anpec), los mexicanos están dispuestos a gastar un 22.3% más en regalos y cenas para celebrar el Día de San Valentín este año en comparación con el año pasado. Este aumento significa que el costo total de la celebración podría alcanzar los 2,208.69 pesos, en contraste con los 1,806.30 pesos gastados el año anterior. Sin embargo, este gasto adicional no pasa desapercibido, ya que se produce en medio de una inflación general del 4.88% que México ha experimentado en enero, marcando tres meses consecutivos de aumento en los precios.
El informe de la Anpec destaca que el Día de San Valentín deja una «importante huella comercial» en la economía mexicana. Desde bolsas de paletas o dulces en forma de corazón, con un precio de 80.50 pesos, hasta cenas románticas para dos personas en restaurantes de gama media, que podrían costar un promedio de 1,102.54 pesos, los consumidores están dispuestos a abrir sus billeteras para celebrar el amor.
Sin embargo, este aumento en el gasto no solo refleja la generosidad de los mexicanos, sino también ciertas realidades sociales y económicas. Según el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi), el número de divorcios en México ha ido en aumento, con 166,766 casos registrados tan solo en 2022. Esta tendencia se acompaña de un crecimiento en el número de madres solteras, que pasó del 7% en 2020 al 11% en 2022. Además, el 70% de estas madres solteras reportaron que sus hijos no reciben pensión alimenticia.
Cuauhtémoc Rivera, presidente de Anpec, señala que esta situación refleja el impacto de las dificultades económicas y los desafíos en las relaciones humanas. «La situación económica y lo difícil del entendimiento humano hacen que los pactos de una relación a largo plazo se pongan en entredicho, dejando de ser la opción por excelencia de las relaciones sociales», comenta Rivera.
En resumen, el aumento del gasto en San Valentín en México no solo muestra la disposición de los mexicanos para celebrar el amor, sino también las complejas realidades sociales y económicas que enfrenta el país. A pesar de la inflación y otros desafíos, el espíritu de la celebración continúa vivo, impulsando a los consumidores a expresar su afecto de diversas formas, desde pequeños detalles hasta grandes gestos románticos.
